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lunes, 5 de diciembre de 2011

Causas del crimen en Puerto Rico

¿Por qué el crimen no para en Puerto Rico?
Por Dr. Jesús Joel Pérez, profesor universitario Universidad de Puerto Rico y Sistema Ana G Mendez.
(Desde San Juan)
08 de julio de 2009 04:00 am

El problema de la criminalidad en Puerto Rico se le presenta a uno donde quiera que está. La semana pasada visité, como consultor de un grupo de empresarios puertorriqueños, varios proyectos de energía renovable en los Estados Unidos. Entre éstos, ‘Horse Hollow’, en Texas, la finca más grande de molinos de viento en el mundo. Distribuido en 47,000 acres, 421 molinos de viento generan 735.5 megavatios de energía.

Esta compañía opera otras 46 fincas con una capacidad de producción suficiente para darle corriente a un millón de residencias. Actualmente el viento provee corriente para 8 millones de residencias en Estados Unidos. Se supone que para el 2030, el 20% de la electricidad de ese país se genere de esa forma, liberando a éste de la dependencia del petróleo, y ayudándole a resolver el grave problema de la contaminación ambiental que enfrenta la humanidad.

Cuando regresaba de Texas tuve que hacer una escala en Atlanta, Georgia, para luego volar a San Juan. En este último tramo del vuelo conocí un ingeniero de Boston que viajaba por primera vez a la Isla. Como el viaje es largo, de poco más de cuatro horas, me interrogó sobre cada detalle de lo que estaba pasando aquí. Me contó que viaja constantemente a “sitios peligrosos” como Colombia o el Medio Oriente. Cuando faltaba muy poco para aterrizar en el aeropuerto de Isla Verde, mirándome serio, y con cara de preocupación me preguntó: ¿usted cree que estaré seguro en Puerto Rico? La pregunta me tomó por sorpresa.

La mayor parte de las veces las personas preguntan por el hotel, o por los restaurantes, y una que otra vez piden recomendaciones sobre los lugares a visitar. Jamás alguien me había preguntado por su seguridad. Sentí que con mi respuesta, asumiría una gran responsabilidad, la del bienestar de un viajero que piensa que viene a Puerto Rico no a trabajar, si no a ayudar. Moralmente me sentí obligado con la contestación. ¿Qué le digo?, pensé. Me pregunté, ¿estamos seguros en Puerto Rico?
La realidad es que no. He estado en casi todas partes del mundo.

Hace dos o tres años estuve un mes en China, un país con una población de 1,300 millones de habitantes. Allí podía caminar a las 2 de la mañana alrededor del hotel y no sentía miedo. Igualmente me he sentido en Centro América, Japón, Madrid, Paris, Londres o Roma. Y en la mayor parte de las ciudades en Estados Unidos. Aquí no. A veces, por la noche, salgo a darle una vuelta a mi perrito, en mi urbanización, custodiada por guardias de seguridad, y miro constantemente alrededor, con temor.

La evidencia es contundente: nos arropa la criminalidad. Dudo que haya un puertorriqueño que no haya sido víctima del crimen o que algún amigo o familiar no lo haya sido. ¿Cómo es que hemos permitido que el crimen nos arrope? Nadie lo sabe a ciencia cierta. Lo que sí sabemos es que ninguna administración ha podido dar con la solución al problema. Quizás porque la mayor parte de las veces, éstas han sido dirigidas a hacerle creer a la comunidad que se hace algo, en lugar de resolver en verdad el problema. Un enfoque de trato fuerte contra el delincuente, la “mano dura contra el crimen”, de Pedro Rosselló, un enfoque social de “comunidades especiales” de Sila Maria Calderón, y un enfoque tecnológico usando cámaras de seguridad en los residenciales de Aníbal Acevedo Vilá fracasaron en disminuir el azote del crimen.

A pesar de esos esfuerzos la criminalidad afecta todo y nos afecta a todos. ¿Usted cree que el turismo crece en un lugar inseguro? ¿Y las empresas? ¿Pensaría alguien ir a retirarse en un lugar donde hay una gran incidencia criminal? ¿Invertiría usted en ese sitio? ¿Sube el valor de la propiedad en una comunidad plagada de delitos? La realidad es que el crimen es un mal que lentamente nos va debilitando. Sólo esporádicamente nos ocupamos del problema.

La criminalidad se trata mucho más que de asesinatos y robos, por lo que la búsqueda constante de soluciones y alternativas es imperiosa. Hasta ahora no hemos podido dar con soluciones efectivas. Lo que no quiere decir que no las haya. Una de las limitaciones que hemos tenido es que nos hemos conformado con no hacer nada o con copiar programas y enfoques usados en las ciudades de Estados Unidos.

Tampoco nos ayuda el que queremos una solución instantánea al problema. No ha habido un sólo país democrático que haya podido resolver completamente el problema de la criminalidad. Sólo regímenes totalitarios lo han hecho o lo pueden hacer. Fidel Castro acabó con la mafia en Cuba en pocos años. También con la corrupción. A Vietnam del Norte le tomó pocos días acabar con la prostitución y las drogas en Vietnam del Sur, una vez tomó el poder de ese país. Claro está, con la desaparición casi instantánea de la criminalidad también desaparecieron los derechos de las personas, algo que nosotros no estamos dispuestos a aceptar.

La mayor parte de las personas piensa que éste es un problema del superintendente de la Policía, del que esté de turno. La verdad es que éste, sólo, puede hacer muy poco. Los estudios demuestran que aumentar el número de policías de por sí no resuelve el problema del crimen. Tampoco más patrullas. Aunque unos piensan que esto es un problema del Departamento de Familia. La realidad ha demostrado que no es cierto. Los más ilusos piensan que se resuelve resolviendo el problema del estatus. Si fuera tan fácil, no habría casi criminalidad en el mundo. Entonces, ¿qué?

La criminalidad es difícil de combatir. Por alguna razón siempre hay seres humanos dispuestos a violar la ley. La solución está en minimizar la cantidad y los daños que éstos ocasionan. Con esto la criminalidad se convierte entonces en una preocupación menor, como lo es en algunos países. En Puerto Rico es necesario probar enfoques, que aunque tarden más en proveer soluciones, resulten más efectivas. Algo difícil de lograr por la situación política prevaleciente. En la Isla no se ha probado, por ejemplo, un enfoque realmente multisectorial, donde participen todas las instituciones y todos los partidos. Enfoque que logre crear conciencia en la ciudadanía de la gravedad del problema y de la importancia de que todos nos comprometamos a ayudar en su solución.

La participación de las instituciones educativas, de las iglesias, y de otras instituciones es fundamental en este esfuerzo. Es sabido que la mayor parte de los delitos los comenten jóvenes fuera de la escuela. También sabemos que la falta de valores es una de las causas de la gravedad del problema. En un nuevo esfuerzo multisectorial es importante además, integrar las nuevas tecnologías. La organización de una fuerza voluntaria de ciudadanos que presten sus ojos y sus oídos a la Policía y transmitan información de sus celulares o usando mensajes de texto cuando notan un crimen desarrollándose, sería de gran utilidad en este esfuerzo.

También ayudaría el establecimiento de una gigantesca base de datos que le permita al Superintendente usar más efectivamente la fuerza en aquellos lugares donde más se necesitan, a la hora en que mas se requiere. Grupos de trabajo permanentes, fuera de líneas partidistas, con el propósito de dar ideas para combatir la criminalidad pueden ser organizados. La Legislatura debe abrir a vistas públicas el problema e invitar a científicos y académicos a expresarse. La criminalidad es un problema que nos concierne a todos.

1 comentario:

  1. ¿Deben los criminales estar a cargo de corregir los daños que hicieron?

    Los puertorriqueños votan en las elecciones de cada 4 años a un 80% de participación. Puerto Rico ha sido una colonia del gobierno de Estados Unidos (EEUU) por los últimos 116 años. Si las decisiones para Puerto Rico se toman en Washington DC, ¿para qué son las elecciones? Estas elecciones son para engañar al mundo que Puerto Rico es una democracia.

    La Organización de Naciones Unidas (ONU) declaró el colonialismo un crimen en contra de la humanidad en el 1960. La ONU le ha pedido 33 veces al gobierno de Estados Unidos que descolonice inmediatamente a Puerto Rico. EEUU ha ignorado estas peticiones. EEUU dice que la relación política entre Puerto Rico y Estados Unidos es un asunto domestico que no le compete a la ONU.

    Para aparentar que el gobierno de EEUU quiere descolonizar a Puerto Rico, EEUU favorece el uso de plebiscitos para saber lo que quiere los puertorriqueños. ¿No te parece eso suena inocente y democrático? ¿Cuál es el problema?

    Para empezar, la comunidad internacional ya tomó juicio y determinó que el colonialismo es ilegal. Por lo tanto, tener como opción en un plebiscito que Puerto Rico continúe siendo una colonia no es posible. Tampoco no es posible tener como una opción que Puerto Rico sea un estado de Estados Unidos. La razón tiene que ver con el comienzo de este artículo. Para tener elecciones libre, el país tiene que ser libre. Para que estos plebiscitos tengan validez internacional, Puerto Rico tiene que ser un país independiente primero.

    Lo que la gente tiene que entender es que Puerto Rico es colonia de EEUU porque el gobierno de EEUU lo quiere así. Por eso ha usado el terrorismo de estado para mantenerla. Por eso no quiere excarcelar al prisionero político de 33 años Oscar López Rivera. Y por eso es que es ridículo pensar que la descolonización de Puerto Rico es un asunto interno de EEUU, y que la ONU no tenga jurisdicción en la misma. ¡Si nosotros dejamos que el gobierno de Estados Unidos descolonice a Puerto Rico, Puerto Rico será colonia de EEUU para siempre!

    José M López Sierra
    www.TodosUnidosDescolonizarPR.blogspot.com

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